El consumo eléctrico es responsabilidad de todos
Actualmente se intensifican las campañas y esfuerzos por concienciar a la población acerca del uso racional y sostenible de la energía, actuar y reducir los problemas que acarea utilizar inadecuadamente la energía, como es el caso del cambio climático.
No hay otra forma mejor de ayudar al medio ambiente que practicando un consumo responsable.
Ahora bien, mucho se dice sobre el ahorro energético, pero ¿sabes cuál es su definición?
El ahorro energético, también conocido como eficiencia energética o ahorro de energía, es un concepto clave para el desarrollo sostenible. En un planeta donde los recursos naturales especialmente los energéticos son derrochados, el plan de ahorro energético surge como necesidad de economizar los recursos disponibles, salvaguardar las fuentes de energía no renovables y reducir el impacto del cambio climático en nuestro planeta.
Existen numerosos beneficios de adoptar medidas de ahorro energético. ¡Toma nota!
- Reduce el coste de tus facturas de luz, agua y gas.
- Al reducir el consumo, disminuye el coste de producción y las grandes empresas energéticas entran en competición
- Menor dependencia energética de otros países, especialmente en el caso del gas.
- Se contamina menos el medio ambiente, lo que contribuye a mejorar nuestra salud.
- Nos garantiza el abastecimiento, sobre todo de agua en épocas de sequía.
- En el caso de las energías no renovables (que aún son mayoría en nuestro país), se reduce el gasto de recursos naturales.
- Disminuye el deterioro del planeta relacionado con la explotación de sus recursos.
Entre las medidas más destacadas de ahorro energético están:
- Apostar por electrodomésticos que tengan un bajo consumo de energía. Estos aparatos electrónicos se comercializan bajo las categorías A, B y C, que corresponden con las de menor consumo energético.
- Optar por la energía solar, el gas natural o el biogás en detrimento de la electricidad.
- Aprovechar la luz del día y apagar las luces al salir de la habitación.
- Cerrar las ventanas cuando la calefacción o el aire acondicionado estén encendidos.
- No pongas en marcha la lavadora ni la secadora o el lavavajillas hasta que no estén llenos.
- Utiliza programas cortos en la lavadora, reduce la temperatura a 30 grados y el centrifugado a no más de 800 revoluciones.
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